Tipos de aprendizaje y memoria

Baltrán y Bueno (1995), en su análisis, resaltan la diversidad de enfoques en el aprendizaje, reconociendo que existen distintas vías para adquirir conocimientos. Por ende, es relevante explorar con mayor profundidad los tipos de aprendizaje más prevalentes, lo que permitirá una apreciación más completa de este proceso fundamental en la formación del individuo.

Al comprender las diversas formas en que los individuos asimilan información, se puede adaptar mejor el proceso educativo a las necesidades y estilos de aprendizaje de cada persona.

Los diferentes tipos de aprendizaje (Baltrán y Bueno, 1995)

Tipos de memoria (Feldman, 2022).

Memoria sensorial: Retiene información sensorial del entorno por un breve periodo, sin procesarla. Es un almacén temporal para impresiones visuales, auditivas y táctiles, que dura un corto tiempo (milisegundo). Su capacidad es limitada y requiere atención selectiva para transferir la información a la memoria a corto plazo o a largo plazo. 

Memoria a corto plazo: Es una fase temporal de retención de información que se activa cuando necesitamos recordar cosas recientemente aprendidas o experimentadas. Su capacidad es limitada y almacena información durante un corto período de tiempo, generalmente unos segundos a unos minutos, antes de que se olvide o se transfiera a la memoria a largo plazo.

Memoria a largo plazo: Almacena información de forma duradera, potencialmente durante toda la vida. Este tipo de memoria tiene una capacidad prácticamente ilimitada y almacena conocimientos, habilidades y experiencias adquiridas a lo largo del tiempo. De acuerdo con Kundera (s.f.), este tipo de memoria contiene otros 6 tipos de memoria que son:

La memoria declarativa: Guarda información sobre hechos y acontecimientos, como nombres, fechas o datos específicos, permitiendo expresar pensamientos y comprender el entorno. 

Memoria procedimental: Retiene conocimientos relacionados con habilidades y destrezas prácticas, adquiridas a través de la experiencia repetida o el condicionamiento, y se ejecutan de manera automática e inconsciente una vez aprendidas. 

La memoria episódica: Almacena acontecimientos vividos, así como las circunstancias en las que se aprendieron. Por ejemplo, recordar el nombre de los maestros de la escuela, el primer romance o presenciar un accidente de tráfico son ejemplos de recuerdos episódicos. La información en la memoria episódica se organiza temporalmente y se basa en la percepción sensorial.

Memoria semántica: Se enfoca en comprender el conocimiento cultural, como hechos, ideas, conceptos y reglas. La información en la memoria semántica se puede recuperar sin necesidad de recordar cuándo o dónde se aprendió.

Memoria explícita: Se caracteriza por ser deliberada y consciente, involucrando aprendizajes sobre personas, lugares y eventos para describirlos verbalmente, siempre estando conscientes.

Memoria implícita: Es involuntaria e incidental, permitiéndonos aprender cosas sin ser conscientes de ello y sin necesidad de grandes esfuerzos.

Memoria operativa: Esta memoria está encargada de llevar de la memoria a largo plazo lo necesario para poder llevar a cabo una tarea, y también para retener por un breve periodo de tiempo información que requiera ser usada de inmediato (Albareira, 2013, p. 179).

Memoria autobiográfica: "Relacionada con la propia vida del sujeto. Se suele encuadrar en la memoria a largo plazo del sujeto, concretamente en la episódica" (Albareira, 2013, p. 180). 


Memoria ecoica: "Es el registro de la información auditiva después de que la información del estímulo haya desaparecido" (Neisser, 1967, como se citó en Vales 2020).

Memoria fotográfica: "Se caracteriza por ser muy duradera, altamente precisa, concreta y viva, que captura eventos de naturaleza emocional" (Vales, 2020).

Más tipos de memoria

Memoria a largo plazo: "Se refiere a la evocación de la información después de un intervalo durante el cual la atención del paciente se ha enfocado en otras tareas" (Baddeley, 1966; Gillund, 1984; Shiffrin & Atkinson, 1969; Vega, 1986, como se citó en Ostrosky-Solís, et al, 2019).

Memoria a corto plazo: "El almacén a corto plazo se distingue de la memoria sensorial en virtud de su capacidad limitada, por el descubrimiento de que la información se pierde principalmente por un proceso de desplazamiento y por una taza más lenta de olvido" (Atkinson y Shiffrin, 1968; Shiffrin, 1993; Shiffrin y Nosofsky, 1994; Shulman, 1971; Vega, 1986, como se citó en Ostrosky-Solís, et al, 2019). 

Memoria sensorial: "En este almacén los estímulos pueden entrar independientemente de si la persona está poniendo atención o no; esto es, el almacén sensorial es preatentivo" (Atkinson y Shiffrin, 1968; Shiffrin, 1993; Shiffrin y Nosofsky, 1994; Shulman, 1971; Vega, 1986, como se citó en Ostrosky-Solís, et al, 2019).

Memoria de trabajo: "La memoria de trabajo establece un vínculo fundamental entre la percepción, la atención, la memoria y la acción. Como un área que ya ha demostrado el valor de la combinación de los métodos y conceptos de la psicología cognitiva con los de la neurobiología" (López, 2011).

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